Afganistán firma acuerdo de paz con grupo rebelde

nota firmaEl acuerdo de paz entre el gobierno de Afganistán y el grupo rebelde Hezb-i-Islami, el segundo más importante en el país, firmado hoy en Kabul, podría allanar el camino para un pacto similar con los talibanes.

Según fuentes diplomáticas, el convenio es el mayor paso para iniciar el proceso de reconciliación nacional en Afganistán, nación devastada por la guerra desde 2001, cuando Estados Unidos la invadió.

Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, el gobierno estadunidense ordenó la invasión en Afganistán, país que era gobernado por el Talibán y que se presume escondía al entonces líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden.

Hezb-i-Islami es una organización designada como “terrorista” y es liderada por Gulbudin Hekmatyar, un antiguo señor de la guerra y considerado como uno de los peores criminales en ese país.

Para Human Rights Watch, el regreso de Hekmatyar luego de décadas de exilio reforzará la cultura de impunidad, renunciando a enjuiciar a los responsables de la muerte de numerosas víctimas durante los años 90.

El tratado otorga plenos derechos políticos al grupo de Hekmatyar y obliga a las autoridades afganas a trabajar para que retiren a ese colectivo de la lista de organizaciones terroristas extranjeras de las Naciones Unidas.

El acuerdo pone fin a años de negociaciones entre Kabul y Hekmatyar, que estaría por cumplir 70 años y estuvo exiliado en Pakistán.

El texto fue firmado por el jefe del Consejo Superior de la Paz de Kabul, Ahmad Gilani, el asesor de Seguridad Nacional, Mohammad Hanif Atmar, y el representante de Hekmatyar Amin Karim.

Para formalizar el texto, éste debe ser firmado por el presidente Ashraf Ghani y Gulbuddin Hekamtyar; “tan pronto como sea posible”, reportó la agencia afgana de noticias Khaama Press.

Hekmatyar, un veterano de la yihad antisoviética, está acusado de haber matado a miles de personas en Kabul durante la guerra civil de los años 1990, cuando era primer ministro, pero el pacto le garantiza una inmunidad jurídica total.

Contempla asimismo la liberación de los prisioneros del Hezb-i-Islami (HIA, Partido Islámico de Afganistán) a cambio de que renuncien a toda actividad militar y a “todo vínculo o apoyo a las organizaciones terroristas”.

Este compromiso marca una especie de victoria para Ghani, que ha sido incapaz de lograr la paz en Afganistán a pesar de las promesas electorales y de los esfuerzos para forjar una estrecha relación diplomática con el país vecino Pakistán.

No obstante, las conversaciones entre Kabul y los talibanes, organizada por Pakistán, para poner fin a la guerra, se rompió a principios de este año.

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